Esta nueva edición de la maratón hispalense ha puesto de manifiesto, como sus organizadores pretendían, que Sevilla se merecía una maratón a la altura de la gran ciudad que es, y que hasta la fecha, estaba estancada en el punto de quiero y no puedo. Ahora, por fin, Los del Río, también podrán cantar eso de que "Sevilla tiene una maratón especial..."
Por esta razón, en esta última edición sus organizadores han hecho los cambios que se requerían para que su Maratón prosperara y se pusiera al mismo nivel de las mejores pruebas nacionales e internacionales del calendario.
Con esta nueva configuración, en la que los cambios principales han venido en la salida, que ahora se hace desde fuera del Estadio Olímpico de la Cartuja (evitando los atascos del interior), y el nuevo recorrido, uno de los más rápidos, y que discurre por todos los lugares emblemáticos de la ciudad, hacen que Sevilla se posicione y haga hueco entre las mejores. Más de 7.000 participantes ya apuntan lo que, de cuidarse con un poco de esmero, supondrá, en unos pocos años, duplicar la participación. Y si no, al tiempo.
Solo dos peros. Se echa en falta una buena Feria del Corredor, todavía muy modesta y lejos de lo que se podría esperar de Sevilla. Y el único fallo que he encontrado en la organización, la consigna de la ropa de los corredores, que por no facilitar una buena bolsa con pegatina y número de dorsal visible (como se suele hacer), se propició un gran desorden e importantes retrasos, sobre todo en la recogida después de la carrera.
Dicho esto, debo decir que por lo demás, todo salió a la perfección (horarios, suficientes aseos químicos, avituallamientos, buena animación, bolsa del corredor, recorrido...), hasta el día que nos hizo fue perfecto para correr, y tampoco puedo pasar por alto que los 21€ que costaba el dorsal -la más barata con diferencia de todo el calendario-, coloca a esta prueba en el número uno de las carreras anticrisis. En definitiva, hoy por hoy, imprescindible.
A Sevilla nos habíamos desplazado en coche, como el año pasado, el mismo trío calavera (Riqui, José Quijada, y un servidor), el sábado por la mañana, hospedándonos en el Hotel Trip Macarena para compartir habitación triple, donde se alojaban, además, la mayoría de los corredores pros y de los personajes del running. Allí vimos y nos fotografiamos con Martín Fiz y Chema Martínez. También vimos a Abel Antón, con el que Riqui cruzaría la meta, al portar el que fuera Campeón del Mundo, el globo de las 3:30.
Y por supuesto, también coincidimos y compartimos con otros grandes amigos, como Javier González, que sigue imparable la promoción de su libro de experiencias policiales y runneras "De patrulla con Filípides", el también blogger Félix el corredor nocturno, Juan Rigabert, Xoan González, Héctor del Blog de Naiker, etc.
Mi experiencia, inmejorable. Otra vez consigo MMP, que rebajo escasos dos minutos con respecto a Londres, pero que me saben a gloria a estas alturas de la temporada. Un 3:05 muy sufrido y dedicado especialmente a mi chica, que cumplió años el mismo día de la carrera, el 24 de febrero. Ya tengo conseguido uno de los retos del año.
Mi estrategia estaba definida, y no cabía otra. El ritmo medio debía estar en torno a 4:20, por lo que tenía que intentar marcar un ritmo algo más rápido en la primera mitad para compensar la pérdida (que siempre se produce al paso por el muro) de la segunda. Así lo hice, 1:30 en la mitad, y 1:35 en la segunda, por lo que pude completar en el tiempo marcado como objetivo, y atravesar el arco de Meta, dentro del Estadio. Muy emocionante.
Ahora tocan algunos duros fines de semana, con dobletes en carreras de Duatlón y Medias, que me darán el punto de la competición y la resistencia, ambas necesarias para el siguiente objetivo, la Ruta de las Fortalezas, escala imprescindible para los 101 de Ronda.
Ya os cuento. Ciao.
