Por la mañana, unas 3:30 horas de auténtico MTB, y digo auténtico por dos razones, primera, porque era por verdadero terreno de montaña, y la segunda, por la diversión que siempre debe acompañar su práctica, en este caso por el estado del terreno que nos hizo pasar una de las mejores jornadas de bicicleta del año. Véase la cara de disgusto del personal, antes del refresco de fin de etapa.
El caso es que nos fuimos con intención de hacer algo tranquilo por el Coto, y así se inició la ruta, estábamos Pepe Guirao, Basti, José Manuel, Pedro y yo. Como por la tarde tenía la Media de Almansa me lo tomé con calma, acompañando en todo momento a Pedro, que se reincorporaba después de unos meses (creo que tres o cuatro) de inactividad por lesión-enfermedad. Avanzada la mañana y recorridos unos cuantos kms, se decide el regreso por la Rambla de Molina, la que lleva desde Alto Real a Molina de Segura, para terminar por la Vía Verde. Remate perfecto, salvo que Pedro ya venía algo cansado, así es que le sugerí que recortara para no arriesgar una caída, y aceptó encantado, volviendo por el asfalto a Murcia. Nosotros, los demás, al rambling, una de nuestras actividades favoritas cuando salimos con las gordis. Lo que nadie nos imaginábamos era que la rambla iba a estar en ese estado de perfección. Prácticamente sin transitar, y recién el gran chaparrón del día anterior, que la había dejado tal y como deben estar las ramblas, con charcos , pocetas y barro, que nos obligaron a emplearnos a fondo durante los más de 7 kms que tiene. Ni que decir tiene que las bicis y nosotros mismos terminamos como auténticos ecces homos (que diría mi madre), así es que todo terminó en la máquina de lavar de la gasolinera, tirándonos agua unos a otros, además de a las monturas. Borrachos de endorfinas, parecíamos críos chicos.
Así quedaron mi calzado y patillas antes del remojón. Os podéis imaginar por lo que pasaron...
Llego a casa, ducha, comida rápida y al Bus, que los Mandaraches habían fletado para ir a Almansa y nos recogían en Murcia. Allí dorsales, y a correr...
Mi intención era acompañar a Riqui, para intentar ayudarle a mejorar su marca, y así fue, lo consiguió, en un recorrido verdaderamente desaconsejado para ese fin, recortó cuatro minutos. Conseguimos entrar en Meta en 1:41, lo que indica que todavía tiene unos minutos de margen de mejora en un circuito llano.
Feli también terminó sin problemas, reservón, porque no conocía el circuito, pero disfrutando como un enano por el gran ambiente que se respiraba. Cinco mil corredores y una localidad, Almansa, volcada con el evento, transmiten una emoción de las que pocas pruebas deportivas pueden presumir. Un diez.
La jornada, inmejorable, terminó de madrugada, en el Bus que nos retornó a casa después de la cena en Almansa, y un viaje la mar de entretenido con las chirigotas de Pepe Toni y sus "acontesíos" del Kiosco. Magnífica idea esa de viajar en grupo, a ver cuando repetimos la experiencia.
Este finde nos vamos a Almería para participar, el domingo, en el Duatlón del Desafío Almería. Ya os cuento...
Ciao