Organizado desde hacía días, nos trasladamos el viernes por la tarde a Hornos, para pasar allí el finde, y aprovechar que ya conocíamos la zona para hacer una rutica graciosa con las "burris gordis". Así lo hicimos empleando todo el sábado por la mañana, y al final nos salieron más de 60 Kms por el entorno del Embalse del Tranco. En realidad, le dimos la vuelta entera al pantano, saliendo desde la hospedería "Casa Antonio", en la pedanía La Platera (Hornos), y regreso.
Esta vez fuimos Felix, Joaquín, Ino y yo (el equipo de Ronda), con nuestras respectivas chicas, que no tienen inconveniente en acompañarnos, entre otras razones porque se llevan muy bien entre ellas, y también pasan buenos ratos juntas.
Ni que decir tiene que la zona es espectacular, y que estando a unas dos horas y media en coche desde Murcia, merece la pena perderse unos días por allí para disfrutar de la naturaleza. Además, el otoño sienta muy bien al monte, con sus contrastes de color verde y dorado, y el tiempo que nos hizo fue el mejor para pedalear (ni por encargo nos sale tan bueno). Hasta pudimos disfrutar de la fauna salvaje del Parque, ya que primero vimos un grupo de ciervos, y en otro momento también unas cabras montesas que se nos cruzaron justo por delante, además de las más habituales ardillas.
En fin, no es para poner los dientes largos a nadie, ya que algunos no pudieron venir, y otros no quisieron, pero no puedo dejar de mostrar algunas de las mejores escenas del finde, y como digo en el título de la entrada, no todo es machaque y duro entreno, también nos divertimos, y mucho. Es lo que tiene el MTB si se sabe aprovechar, y nosotros nos estamos haciendo especialistas.
Aquí estamos al inicio de la ruta, con el pantano a la espalda, y a lo lejos, en lo alto, el pueblo de Hornos.
Sorteando dificultades, como este grupo de árboles en mitad del camino, y que nos sirvió de fondo para esta otra toma.
Esta puede servir para jugar al "encuentre a los ciclistas". Hay dos, y es que cuando el agua se retira del lecho, deja esta enorme y vistosa pradera, que no nos pudimos resistir a pedalear. El que está en la sombra es Joaquín, y el de lejos, en mitad del verde, Ino.
Euforia total, nada nos podía parar, ni el agua cristalina, pero helada del río. Aquí está Ino que se quedó el último, remoloneando por no mojarse los pies de nuevo, iniciando el vadeo con las zapatillas en la mano. Era la tercera vez que nos mojábamos, pero la nueva modalidad de mtb que hemos descubierto, el "pantaning", lo exige irremediablemente.
Aquí está Joaquín, que después de descubrir el Quino-grito-huracanado, que no sabemos si atrajo (parecía un animal salvaje en celo) o más bien espantó a la fauna. El caso es que necesitaba otro remojón. Además, su Lapierre ha resultado ser la primera bicicleta de montaña anfibia. La tija tan alta hace las veces de periscopio en aguas profundas.
A ellos tres les llegó hasta por encima de las rodillas, pero a mi casi me cubre entero...
Aquí tenemos a Félix en un momento de reflexión, ante uno de los pequeños arroyos que abastecen al pantano...
Y para demostrar que son (¿somos?) unos auténticos CAFRES, este corte de video, porque hay otro que la censura no dejaría pasar ni en las salas XXXXXX, porque levaría a los clasificadores en terapia psicoanalítica de por vida, y a nosotros a la cárcel sin remedio. No perder detalle, está hasta el tío de la vara.
En fin, que se repita pronto. Ciao,
Carlos