Día 4 de octubre, las 7:00 horas, son los momentos previos, fresquete, y con los nervios a flor de piel:

Preparando el operativo para la natación, ya amanece (que no es poco)... pero aún más nervioso:
Ahora ya no hay vuelta atrás, pero... ¿Puedo hacerlo en globo?

Anda, pero si ya he terminado, sin agobios ni ataques de pánico. El estado del mar perfecto, como un plato, un poco fría. El único inconveniente, que nado unos metros de más, porque las referencias en el primer tramo estaban complicadas y me desviaba.


El circuito ciclista no era llano, pero sí bastante rápido. Además no hizo viento. Aquí en plena acción ciclista, acoplado y con cara de velocidad (no fue para tanto, una media de 32 Km/h):


Otra transición, esta más rápida (me lío la manta a la cabeza y no me pongo ni rimel), y a correr:

Ya queda poco, estoy en la alfombra y el público me anima dándome alas ...

Por fin, todo termina, y parece que cuando más sufres, mejor te sientes (quizás eso sea lo que nos engancha).

No os quejareis los críticos a mi narrativa, que esta vez no he podido ser más escueto.
Ciao.