Olé, olé y olé. Ya tenemos, por fin, las temperaturas dignas y esperadas para la época del año. Y es que el calor me gusta, me va, y lo tolero mejor que la mayoría. Otros esperan el frío, pero como creo que en algún post anterior os contaba, mis sensaciones térmicas son estas: por debajo de menos de 40 grados es calorcito bueno, menos de 30 perfecto, menos de 20 frío, y menos de 10 me congelo. Así es que estamos en "to lo mío", y lo siento por el resto.
Así las cosas, y casi en vísperas de irnos a la playa para instalarnos allí unos días, seguimos tranquilos, sin casi competiciones, y haciendo lo que apetece en cada momento. Que si hoy bici, pues bici, que si corro, pues zapatillas y a la calle, y así vamos. Como una de las cosas que más nos gustan son las salidas nocturnas en la bici de montaña, pues las hemos seguido haciendo los miércoles, y es que el que no lo haya probado, no sabe lo que se pierde. Ver el atardecer desde el monte, con la ciudad a tus pies, es un espectáculo, y ni os cuento cómo se ve la ciudad completamente iluminada, desde lo alto más alto de la sierra, cuando te rodea la oscuridad y el silencio. Es, verdaderamente, una experiencia inolvidable.
Los fines de semana, yendo a la playa, donde retomamos las rutas de la zona, donde seguimos disfrutando de unos parajes extraordinarios, que nos deberían hacer pensar lo afortunados que somos de tenerlos tan cerca, y sobre todo, concienciarnos para cuidarlos con mimo, mantenerlos así, y poder aprovecharnos toda la vida de su riqueza (parece mentira, pero se siguen viendo cantidades importantes de resíduos y basuras en los parques naturales, y no es el viento precisamente el que los lleva).
Así, vamos pasando los días, y como ya hacía tiempo (casi un año) que no pateaba la zona de Calblanque, aprovechando que el amigo Paco Mallorquín nos hacía una visita el fin de semana a la playa, pues a enseñarle mi recorrido favorito. Creo que disfrutó del entorno, y también de la compañía, porque se nos unió Juan Fructuoso, otro buen amigo de esto del running, y pasamos un rato estupendo. Hicimos los 20 kms de rigor desde Cabo de Palos, depuradora, cuesta de los vidrios, Las Jordanas, Cabezo de la Fuente, y vuelta por la costa hasta Cala Reona, baño en la Cala del Descargador, y a casita. Una ruta perfecta que no me canso de hacer, solo, o muy bien acompañado como fue el caso.
El próximo dorsal será en Javalí Viejo, para la Legua Huertana, el próximo miércoles, el Triatlón de Blanca el sábado, y ya hasta el Cross Nocturno del Pilar de la Horadada. Que no me esperen en el Cross de Cabo de Palos, y ya lo lamento, porque se corre casi en la puerta de mi casa, pero ha degenerado hasta un punto que considero intolerable. Como ya expliqué en el Facebook, reniego de las carreras supuestamente "populares" que le pretenden sacar 12-15 euros a un adulto por correr un 5.000, y de 6 a 8 euros a los niños por dar una vuelta a la manzana. Me he cansado de los hipócritas que, abanderando el deporte y la salud (o campañas pseudo benéficas), solo pretenden hacer negocio. A costa mía, no.
Ya os cuento. Ciao